Por Esp. Tiberio Murcia Godoy
Cuando hombres de piel blanca provenientes de un país lejano , al otro lado del mar llegaron a estos territorios inhóspitos, envueltos dentro de una coraza metálica que les hacia sentir invencibles e inexpugnables en sus ataques fieros, arrojados a seres a quienes ellos creían naturales sin alma, pero al contrario de lo que el blanco creía, estos naturales eran limpios, conservados, que vivían disfrutando la naturaleza, y les llamaron “indios” porque ni idean tenían estos hombres blancos en donde se encontraban, solo venían aferrados a cargarse todo lo que brillara, por un metal que ellos llamaban oro, pero la leyenda le denomino “ El Dorado”.
Pero cuando estos hombres se encontraron frente a frente, ellos, los blancos con su armatoste, y ellos, los “indios” con su lanza y cuerpo desnudo, armados solo de su coraje, rindiendo culto al valor, supieron que la conquista no les iba a ser fácil.
Cuando hombres de piel blanca provenientes de un país lejano , al otro lado del mar llegaron a estos territorios inhóspitos, envueltos dentro de una coraza metálica que les hacia sentir invencibles e inexpugnables en sus ataques fieros, arrojados a seres a quienes ellos creían naturales sin alma, pero al contrario de lo que el blanco creía, estos naturales eran limpios, conservados, que vivían disfrutando la naturaleza, y les llamaron “indios” porque ni idean tenían estos hombres blancos en donde se encontraban, solo venían aferrados a cargarse todo lo que brillara, por un metal que ellos llamaban oro, pero la leyenda le denomino “ El Dorado”.
Pero cuando estos hombres se encontraron frente a frente, ellos, los blancos con su armatoste, y ellos, los “indios” con su lanza y cuerpo desnudo, armados solo de su coraje, rindiendo culto al valor, supieron que la conquista no les iba a ser fácil.
"En cumbres de subida rigurosa
hay en el Nuevo reino de Granada
una tierra de gente belicosa
robusta, diestra, suelta y alentada:
en lanza, maza, flecha venenosa:
desde que nace bien ejercitada.
y esta provincia que Guali su nombre,
con hechos atrevidos nos asombra".(1)
Aquí en nuestro territorio los aborígenes eran denominados “Ondaimas y Gualies” de la tribu Panche, familia lingüística de los “Caribes”, aborígenes acostumbrados a vivir sin restricciones a lo ancho y largo de valles, montañas y ríos, y quienes desconocían la palabra “esclavitud”. Y a eso llegaron los hombres blancos, a ofrecerles baratijas para someterlos y ponerlos a laborar en las minas, en sus casas o como bogas en el río Arly, pero eso si, sin libertad.
Al frente de los aborígenes Ondaimas y Gualies, se encontraba el Cacique Ondama quien ostentaba el liderazgo por su gallardía y valentía en los combates. Ondama venía de la raza que había expulsado a los Chibchas de las ribera del Caripuaña, Yuma o el Arly, nacido en las refrescantes y cristalinas aguas del río Guali. De guipa le habían puesto las tablillas para deformarle su cráneo para ostentar respeto, fiereza y temor a los suyos y contrarios.
Ondama era musculoso y altivo, con labios horadados y zarcillas en las orejas y la nariz, teñía con jaque o achiote sus pantorrillas y molledos de sus brazos, y su cabeza era adornada con plumas de diversos colores irradiando temor. En sus inicios participo en las danzas guerreras donde se ponían los pellejos de un rostro desollado de un enemigo que había caído en combate, lo que le fortaleció para entrar muchas veces en lucha con feroz grito, al son de caracoles y cornetas hechas con canillas de indios, utilizando macanas de chontas de dos filos, dardos de palma, hondas de fique, hacha y flechas envenenadas como armas.
"lo cual mostraban todas a la clara,
y desta voluntad nadie discrepa:
y ansí para defensa se prepara
Uxiate, Totoz y Niquatepa,
Avea, Pompoma, Pedro Cimarra
Cirirqua, Uniqua, Ondama y Uniatepa,
y otros cercanos que con gente diestra
pensaban defenderse de la nuestra".(2)
Caciques como Yuldama, Uniatepa, Abeo, Cimara, Unicoa, Cirircua, Pompoma combatieron hombro a hombro con Ondama, para expulsar de sus territorios al hombre blanco, quien portando armaduras, caballos y armas de fuego, atacaban cada día mas con cizaña en su campaña de colonización, que solo era de exterminación o esclavización, pero aun así muchos aborígenes de este territorio prefirieron morir en combate que caer como esclavo, uno de estos el Cacique Yuldama fue abatido por el español Juan Esteban
"Encuéntranse los dos de buena gana,
dura la contención y la porfia;
los golpes de la espada castellana
con otros más pesados rebatía
la fuerza y el furor de la macana
de que el bárbaro fuerte se valía,
con la preteza, prontitud, talante,
que pedía conflicto semejante.
El español escudo ya deshecho,
con respuesta mayor que la pregunta,
Juan Esteban entró con pie derecho,
uñas abajo, y enclavó la punta
por la tetila del siniestro pecho,
y el alma con la sangre salió junta,
privando del vivir a quien buenos
había hecho muhas vidas menos"(3)
Y así uno a uno fueron ofrendando sus vidas por la libertad.
En un día soleado que agonizaba, y preparábase para una noche de luna llena brillante, Ondama cayó en combate, a su lado estaban Ujiate, Totor y Niquiatepa, pero la muerte le sorprendió. Fue así como el valle y las montañas circunvecinas se encontraban resplandecientes por la luna llena que guiaban el camino a los numerosos aborígenes que iban a rendirle homenaje. Mientras el dujo, banco donde siempre se sentaba, estaba vació. Allí al lado de un cuerpo inerte que trasegó y combatió valerosamente por la libertad, sus hombres le rendían homenaje a quien en vida se le llamo Cacique Ondama. Y que para orgullo de todos nosotros aun se evoca su nombre en la ciudad de Honda, territorio en el cual lucho por la libertad.
En un día soleado que agonizaba, y preparábase para una noche de luna llena brillante, Ondama cayó en combate, a su lado estaban Ujiate, Totor y Niquiatepa, pero la muerte le sorprendió. Fue así como el valle y las montañas circunvecinas se encontraban resplandecientes por la luna llena que guiaban el camino a los numerosos aborígenes que iban a rendirle homenaje. Mientras el dujo, banco donde siempre se sentaba, estaba vació. Allí al lado de un cuerpo inerte que trasegó y combatió valerosamente por la libertad, sus hombres le rendían homenaje a quien en vida se le llamo Cacique Ondama. Y que para orgullo de todos nosotros aun se evoca su nombre en la ciudad de Honda, territorio en el cual lucho por la libertad.
Bibliografia:
(1) Elegias de varones Ilustres de Indias. Juan de Castellanos. Selene Impresos. Bogotá. 1997. Pág. 1371.
(2) Ibid. pág. 1372.
(3). Ibid. Pág. 1373.
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LOS RAPIDOS O SALTO DE HONDA, DIVISÓN NATURAL DEL ALTO Y BAJO DEL RÍO GRANDE DE LA MAGDALENA.
Por Esp. Tiberio Murcia Godoy
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LOS RAPIDOS O SALTO DE HONDA, DIVISÓN NATURAL DEL ALTO Y BAJO DEL RÍO GRANDE DE LA MAGDALENA.
Por Esp. Tiberio Murcia Godoy
Debió ser sorprendente para el primer humano que observo la majestuosa corriente de aguas sin control del Guaca Hayo, Caripuaña, Arly o Yuma que golpeaban con fuerza las diversas piedras que se algopaban entre si para abrirse paso con su enorme caudal en este gran lecho, ya que las aguas descienden a enorme velocidad. Y mas apoteósico debió ser cuando observo el bello espectáculo e impresionante colorido de miles de peces que saltando adornaban con sus colores naturales y serpenteantes al hoy río grande de la Magdalena en la Villa de Honda.
Estamos rememorando la importancia de los rápidos o saltos de Honda que dividen naturalmente en alto y bajo, al río de la patria, al río grande de la Magdalena, estos rápidos llamados saltos, fueron producidos por un fenómeno geológico hace miles de años, conocidos como fallas y que son prueba palpable de la juventud de nuestro río.
Le correspondió a Honda ser el eje central de los mismos, pero al mismo tiempo esta falla es la que le dio vida a esta ciudad. Sin los rápidos o saltos, Honda no existiría; habría subienda pero no con la extraordinaria belleza, colorido y esplendor que le caracteriza; no habría cuatro puertos en el centro de Colombia; en fin habría un río, pero no la emoción de la velocidad que le despierta a los cientos de pescadores y canoeros que se han atrevido a sumegerse en sus aguas rápidas y peligrosas que le da esa característica de temor y respeto al río grande de la Magdalena.
Las primeras crónicas sobre el salto datan por allá a inicios del mes de junio de 1.539 cuando el licenciado Gonzalo Jiménez de Quezada y los capitanes Sebastián de Belancazar y Nicolás de Federman avistaron los saltos, venían desde Cuataqui rumbo hacia Cartagena para partir luego hacia España, estos mismo rápidos hizo que en la colonia y en la republica se construyera cuatro puertos en la parte baja Caracoli y Gallote y en la parte alta El Retiro y Arrancaplumas.
No fue nada fácil para el primer barco a vapor que ascendió el salto, o los que luego naufragaron en el, además de las importante ideas como la canalización del salto para el fácil acceso de los barcos que navegaban el río, o el proyecto macro como era la construcción de una central de eléctrica que supliría al país del problema energético. .
Hoy el salto es un patrimonio natural no solo de los hondanos, sino también de los colombianos, dignos de apreciar en toda su extensión su paisaje y a los miles de pescadores que año tras año se dan cita para capturar con sus manos, redes, congolo y atarrayas los peces que buscando el desove ofrecen el espectáculo de la subienda, o admirar a los canoeros remar en la competencia de canoas entre Arrancapumas y Caracoli, en donde el salto en ocasiones les hunde sus canoas, o sorprenderse cuando los intrépidos hijos de pescadores o ribereños a veces a brazo o con neumáticos se divierten bajando las aguas rápidas del salto, o pasear cerca de sus riberas en el malecón turístico José Suárez Gaitan, o las distintas terrazas construidas por sus habitantes en donde en épocas de subienda departen con propios y foráneos
Julios Berger en su estudio sobre el río grande de la Magdalena escribía en el año de 1.924; “La razón para dividir el río navegable en dos secciones se funda en el hecho de que los rápidos de Honda no pueden vencerse por la navegación ordinaria, los rápidos de Honda, como todos los chorros y saltos son una prueba de la corta edad del río, que aun no ha podido suavizar el escalón de su curva de pendiente. Esta por demás decir que este trabajo encomendado solo a la naturaleza, sin la ayuda del hombre invertirá miles de años”.Cuando pase por Honda y este atravesando el Puente Luis Ignacio Andrade. Échele una mirada hacia abajo que esta cruzando los saltos de Honda.