lunes, 15 de mayo de 2023

Apertura en Honda Tolima de el Banco Aleman Antioqueño por Hans Sitarz abril de 1922


Sede de el Banco Aleman Antioqueño en 1922

(Foto Tibro Murcia Godoy  abril de 2023 )

En la carrera 11 con calle 13, esquina en el la antigua trilladora,  edificio Jaramillo, luego inversora gran colombiana, al nor oriente de el puente Agudelo, encontramos un establecimiento comercial, denominado "Muebles Casasbuenas", funciono en el año de 1922, el Banco Aleman Antioqueño.

Y quien más para narrar dicha actividad, creación y funcionarios como , Hans Sitarz (1889-1958) fue un comerciante y banquero proveniente de Europa, que vivió gran parte de su vida en América Latina y en los Estados Unidos.   Para esto se basó en su diario y en su excelente memoria".- (1)  

"A comienzos de 1922 se me comunicó por parte del banco que en respuesta al pedido de la ciudad de Honda debía ser abierta una sucursal en el departamento del Tolima. Cuando pudiera desocuparme en Barranquilla, tenía que ir en primer lugar a Medellín para analizar el tema con la Dirección y el Consejo de Supervisión y luego hacerme cargo de la instalación de la sucursal. Antes de eso, debía hacer una visita a Bogotá para hablar con Ferdinand Focke, quien seguía siendo nuestro agente, sobre una ampliación de la agencia, la cual sería necesaria teniendo en cuenta la fundación de la sucursal en Honda"


Fui recibido muy amablemente por los círculos interesados en la fundación de nuestra sucursal. Pero en vista de que la localidad era pequeña y no podía esperar —por lo menos al comienzo— grandes ganancias, decidí instalar la sucursal sobre una base económica y alquilé un local en una trilladora (establecimiento de selección y limpieza de café) por el módico precio de ochenta pesos mensuales. El edificio estaba ubicado junto al río Gualí y no lejos de su desembocadura en el Magdalena; desde el recinto que había elegido para que fuera mi oficina tenía una hermosa vista sobre los reciales del Magdalena, el gran puente colgante sobre él y las montañas que rodeaban la ciudad en todos los lados. Amoblar la sucursal causó pocos gastos porque pude comprar todo de otro banco que había liquidado sus negocios en Honda. Este banco era el Mercantile Bank of America, y el hecho de que pese a ser el único banco de Honda hubiera renunciado a continuar allí, no me desanimó de ninguna manera, pues sabía que había tenido que atribuir su fracaso en la localidad (caso que no fue el único en Colombia), a su propia gestión errónea y al desconocimiento del país. 

Para la dirección de nuestra sucursal se había contratado a un bancario ya algo mayor y supuestamente muy experimentado, llamado Grünwald, pero este recién debía llegar en unas semanas. El segundo directivo en Honda debía ser Hans Heinatz, al que yo, respondiendo a su urgente solicitud, había trasladado a Honda. Llegó unos días después de mí. Aún recuerdo muy bien su llegada. Según había pedido, le conseguí una habitación sin amoblar. Venía con el tren del mediodía de La Dorada y lo busqué en la estación. No traía nada más que una maleta bastante grande y su cama plegable (catre), del tipo como era usual en las regiones más calurosas del país. Su rostro resplandecía de alegría por el cambio. Cuando llegó a su habitación, apoyó la cama en la pared, puso la maleta en una esquina y dijo satisfecho: “¡Me he mudado!”. Era sumamente ahorrativo. A su apariencia le daba poca importancia. Sus trajes blancos tropicales, traídos de Alemania, eran de un corte bastante desafortunado, por el mismo precio los podría haber conseguido de mejor confección, pero para eso no tenía gusto. Debido a su forma de ser, algo torpe, cometía más de un faux pas9 , pero lo compensaba con su evidente franqueza y su amable comportamiento. En poco tiempo gozó de una gran popularidad en Honda, la que también a él le gustaba sobremanera. 



Después de haber estado unos tres meses, más o menos, en Honda, recibí de Hartmann la exhortación algo impaciente de desocuparme lo más rápido posible y volver a Medellín, donde él estaba supuestamente recargado de trabajo. Como Heinatz ya se había puesto bien al tanto en su actividad, el recién llegado Grünwald, que había traído muy buenas recomendaciones, causaba una impresión de persona inteligente y en general satisfactoria. El funcionamiento de la sucursal marchaba bien, entregué a Grünwald y Heinatz la dirección y partí a Medellín, donde llegué a finales de junio o principios de julio.

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Tomado de; 

(1 ) Como hombre de negocios en Colombia (1911-1929) | Banco de la República (banrep.gov.co)


Como hombre de negocios en Colombia (1911-1929)

Notas autobiográficas de Hans Sitarz

Hans Sitarz (1889-1958) fue un comerciante y banquero proveniente de Europa, que vivió gran parte de su vida en América Latina y en los Estados Unidos. Con la presente publicación, se ponen, por primera vez, a disposición de un amplio público lector, extractos de sus anotaciones personales. Se trata de un importante período de su vida, entre 1911 y 1929, años vividos en Colombia. Además, se han adjuntado como complemento dos informes redactados por él sobre este país durante 1942-1943 y 1944. Sitarz elaboró estos textos a comienzos de los años cincuenta con máquina de escribir y los completó con observaciones en manuscrito alemán. Para esto se basó en su diario y en su excelente memoria. El manuscrito se encuentra en poder de su hija Anneliese Sitarz en Summit, Nueva Jersey. El autor falleció antes de la ansiada impresión.

¿Cuál es el contenido del presente libro? Se trata esencialmente de la descripción del ascenso de Sitarz, desde su cargo inicial como simple empleado subalterno, a director de banco, con amplias facultades de decisión. El autor relata aspectos de su trayectoria, las empresas en las que laboró, la cultura empresarial de estas firmas, así como sobre las personas con quienes trabajó. Además describe la economía, la sociedad y las costumbres de ciertos grupos en las regiones visitadas por él.