Del hoy Centro Cultural Alfonso Palacio Rudas, quienes muchos lo describen como “el hospital viejo”, si que hay que contarle, ya que hasta en pleno siglo XXI, aun se desconocen algunos antecedentes de su historia.
Como amante al seguimiento de los acontecimientos históricos de nuestra Villa, me he tomado la molestia de escribir esta “Breve reseña histórica del hoy Centro Cultural Alfonso Palacio Rudas”, no antes, sin advertir, que este bello edificio, posee mucha información histórica, aún por consultar e investigar, por eso he denominado este trabajo, “breve”.
Es simpático encontrar antecedentes históricos tan meritorios, como el hecho de haberse construido en ese lugar la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús por parte de la Compañía de Jesús, o como se conoce “Los Jesuitas”, haber sido fabrica de aguardiente, escuela y el Hospital San Juan de Dios, para terminar como un Centro Cultural que lleva el nombre de un gran hombre, que amo su patria chica con todo su corazón y estuviese donde estuviese, para él Honda, era su vida, y le hayan dedicado un honroso homenaje llevando su nombre como lo es “El Centro Cultural Alfonso Palacio Rudas”.
Habrá una oportunidad más adelante para que otros continúen trascribiendo, como lo he hecho, de importantes textos históricos acerca de la ciudad, y que traen información de esta edificación, y más cuando la edificación esta amenazada por erosión causada en las diferentes crecientes del río Guali, que de no preservarla, estaría a punto de desaparecer.
Dejo a consideración de ustedes para que se deleiten, junto con los amigos de la historia de la Villa de San Bartolomé de Honda, y tratemos de recuperar el legado histórico, cultural y social de esta hermosa, pujante y bella ciudad, como lo es Honda.
Esp. Tiberio Murcia Godoy
Docente Ciencias Sociales U. Caldas.
Cronista Contemporáneo
Presidente Centro de Historia de Honda
Este edificio donde hoy funciona dicho centro, posee las oficinas de turismo, biblioteca y archivo municipal, sala de exposición y conferencias, además allí se realizan talleres de pintura, artes y oficios.
Como decíamos al comienzo al referirse a este lugar, lo sitúan o identifican como “el hospital viejo”, de ahí para atrás, desconocen que otras funciones tuvo la edificación.
Aunque algunos tenemos conocimiento que desde de 1960 hasta 1985 funciono allí diversas oficinas municipales como la personería, la oficina de transito, coldeportes, club Ondama, defensa civil, catastro, escuela de artes y oficios.
Lo que vamos a leer a continuación es la génesis de esta edificación desde el Siglo XVIII, hasta mediado del Siglo XX y que usted amable lector podrá corroborar consultando también la rica bibliografía que acompaña esta breve reseña histórica.
“Nació en Honda el 12 de junio de 1912, hijo de don Claudio Maria Palacio y Cornelio Rudas. Casado con Magola Santofimio el amor de toda su vida.
El doctor Palacio Rudas ocupo importantes cargos cómo; Secretario de Hacienda del Tolima (1934), Secretario de la Legación de Colombia en Panamá (1936), Secretario de Hacienda de Bogotá (1936), Secretario General del Ministerio de Hacienda (1938), Representante a la Cámara de la cual fue su Presidente (1943), Contralor General de la Republica (1944-1948), Embajador de Colombia en Dinamarca(1958), Gobernador del Tolima (1960), Asesor económico del gobierno colombiano en Londres (1967), Alcalde de Bogotá (1974), Embajador de Colombia en Brasil (1975), Delegado de Colombia ante el Consejo Internacional del Café , sede Londres (1975), Ministro de Hacienda y Crédito publico (1977-1978), Miembro principal de la Directiva Nacional de Cafeteros, en representación del Tolima (1978-1996), Delegatario la Asamblea Nacional Constituyente (1991)”[1]. Conocido como “el Cofrade” aquel que no traga entero, también le llamaron el “príncipe de la economía”. Este abogado hondano, después de recibir las más grandes manifestaciones de aprecio por parte de los hondanos, tolimenses y colombianos, falleció el 1 de agosto de 1996, dejando un gran legado a las futuras generaciones colombianas.
[1] José Ignacio Arciniegas Herran. Alfonso Palacio Rudas, su vida, su obra, su legado. Editorial Atlas Ltda. Ibagué. 2000. Pág. 9 a 29.
“Ángel Maria Manca de la Compañía de Jesús, Provincia de esta Provincia del Nuevo Reino, como mejor proceda por derecho parece ante V.E, y dice. Que en consecuencia del deseo que ha muchos años tiene su religión de dejar el curato de la Villa de San Bartolomé de Honda, se ha solicitado de su General la licencia necesaria para este efecto”, “Otros si. Suplica a V.E, que en caso de admitirla, según se espera, se sirva de concederle licencia para que pueda mudar su colegio e iglesia que tiene en esta Villa a otro sitio mas cómodo, que facilite el concurso de fieles y ejercicio de sus ministerios”.[1]
A lo cual el Virrey Eslava respondió el 23 de octubre de 1745, que admitía la dejación del curato de la Villa de San Bartolomé de Honda. “Y en cuanto al otro si se concede a la citada Religión de la Compañía de Jesús la licencia que pide para trasladar su Colegio a la parte y lugar que tuviere por más a propósito en la misma Villa, sin que por el Cabildo, Corregidor y Justicias ni vecinos se pueda poner ni ponga embarazo alguno en la fabrica del nuevo Colegio”.[2]
[1] Roberto Velandia. La Villa de San Bartolomé de Honda. (1989) Tomo I. Pág. 195.
[2] Ibíd. Pág. 197.
Mas adelante agrega que el benefactor de esta obra fue Francisco Zizeros “quien ofrece dar a todo costo suyo y de sus hermanos, hecho y perfecto y consumado un templo o iglesia muy decente y capaz” según lo afirma el Padre Manca el de julio de 1746.[2]
El Padre Jesuita Juan Manuel Pacheco escribe, “El colegio de Honda, en tiempo del provincialato del P. Manca, había decidido, como ya vimos, trasladarse al centro de la ciudad, junto al puente sobre el río Guali. Para ellos se había conseguido, desde 1736, la autorización del presidente del Nuevo Reino de Granada, quien la dio con la condición de que se demolería lo construido en caso de no obtenerse la autorización del Rey. Con este permiso se comenzó la construcción del nuevo colegio”.[3]
Continua el Padre Pacheco afirmando, “En 1764 se presentó una inesperada oposición. El convento de los Franciscanos de Honda pidió al Virrey la suspensión de la obra, pues por una parte, decían, los Jesuitas carecían de licencia para construir, y por otra el nuevo colegio y su convento no mediaban la distancia que prescribían sus privilegios”.
“El reclamo pasó a la audiencia en vía de consulta. El dictamen del fiscal, dado el 28 de enero de 1765, fue que no se debía atender a la contradicción de los Franciscanos “como intempestiva e injusta”, ya que lo hacían cuando la obra se hallaba casi terminada. El privilegio que tienen, añade, para impedir la construcción de otro convento que no esté a determinada distancia del suyo, no habla con los Jesuitas sino con los verdaderos mendicantes”-
Reafirma el padre Pacheco que “En el nuevo sitio los Jesuitas habían ya levantado una nueva iglesia que dedicaron al Sagrado Corazón de Jesús. Pero no sabemos si llegó a realizarse la traslación del colegio, pues esta se suspendió hasta que pasase la misión que venía de Europa, porque en el nuevo sitio no había manera de hospedarla”.[4]
Pero esta dicha no duro mucho porque Carlos III, afirma Velandia, porque se “decreto la real expulsión -de las colonias hispanoamericanas de los Jesuitas-, por Real mandato el 27 de febrero de 1767”.[5]
Y los Jesuitas de la Villa salen expulsados, según José Manuel Groot ,“El día 2 de agosto de 1.767 se embarcaron en el puerto de Honda para Mompox, los jesuitas del colegio de esta villa. Carlos Benavente, Juan de Fuentes y el hermano Manuel Tejada, previo las siguientes diligencias”.[6]
De esto “Y para que todo conste firma el señor oficial real, el cabo de esta guardia, y por el piloto, con testigo por no saberlo hacer, siéndolo igualmente los señores Alcaldes, Alférez real, Sargento Mayor don Maule Jiménez de Arepelo, don Martín Olmedo, don Diego Carrasquilla, don Antonio Miranda, don Gregorio de Reina y otros muchos, que concurrieron a este embarco, estando presente yo el Escribano, de que doy fe,- José Palacio.- Juan Tomás de Quintana.- A ruego de Martín Hernández, testigo Martín de Olmedo.- Ante mi Luís Jiménez”.[7] Lo que concluye claramente que gracias a las gestiones de Francisco Zizeros, los Jesuitas logran trasladarse a partir de 1746 a este lugar hasta el año de 1767, cuando son expulsados por la Corona española de Hispanoamérica
[1] Ibíd. Pág. 204.
[2] Ibíd. Pág. 205
[3] Juan Manuel Pacheco. Los Jesuitas en Colombia. T. III -1696-1767(1986). Pág. 360.
[4] Ibíd. Pág. 362.
[5] Roberto Velandia, libro citado, Pág. 208.
[6] José Manuel Groot. Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Granada. Tomo II. (1953. Pág. 564.
[7] Ibíd. Pág. 567.
De las diligencias practicadas el 23 de marzo de 1772, para el avalúo de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, se destaca lo siguiente:
1. Un solar de 60 v. de frente, a $6 vara. Total: $360
2. Las dos paredes principales de la iglesia, que componen 1.106 varas², a $3 cada una. Total: $3.348
3. Las paredes del costado, componen 2.278 varas², a $3 cada una. Total: $734
4. Todos los arcos de ladrillo de dicha iglesia, con 16.500 ladrillos, a $20 el millar.
Total: $330
5. Las paredes que hay sobre las cornizas, componen 350 varas², a 8 reales cada
una. Total: $350
6. Las paredes que forman las bóvedas, componen 180 varas², a 8 reales cada una. Total: $180
7. El frente de la portada, se compone de 132 varas² de pared, del grueso de 4
tercias, al precio de $4 cada una. Total: $528
8. Las paredes de las viviendas de los cuartos, componen 144 varas² de paredes
principales del grueso de 1 vara y 1 1/12 de otra, al precio de $3 cada una.
Total: $432
9. Las mediaciones de los cuartos de dichas viviendas., componen 57 varas², de ½ vara de grueso, a razón de 12 reales cada una. Total: $85, 4 reales
10. Por el tejado, se hallan 7.000 tejas de canales, a $30 el millar. Total: $210
11. Por 8.000 tejas chicas, a $20 el millar: Total: $160
12. Por 566 varas de armadura, a 2 1/2 reales y medio cada una. Total: $180
13. Por 245 viguetas de armadura, a 4 reales cada una. Total: $122.4 reales
14. Por 36 vigas de asiento de dicha armadura, a 12 reales cada una. Total: 54 reales
15. Por 300 tablas de madera, a 4 reales cada una. Total: $150
16. Por un portón con su cerradura, importan $20
17. Por 250 tablas de guadua, a 1 real cada una. Total: $31.2 reales
Gran total: $ 7.275, 2 reales”.
.
[1] Ibíd. Pág. 360.
[1] Roberto Velandia, libro citado. Págs. 361-362.
En este grabado se puede observar el Puente de San Francisco y a la derecha la edificación, otrora Iglesia Sagrado Corazon de Jesús, luego Fabrica de Aguardiente.
Honda, Colombia, 1853 - Image ID: WARH0C.
En el dibujo que aparece extractado del libro “Impresiones y recuerdos”[1] de Tomas Sebastián Restrepo, donde se resalta “Ruinas del convento de San Juan de Dios, reproducción de una acuarela hecha ante el natural por el doctor Juan Nepomuceno Restrepo en 1894”.
Se puede apreciar a primera vista las ruinas de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y luego Fábrica de aguardiente, al fondo el hoy Barrio Alto de San Juan de Dios, y la Mesa de los Palacios.
[1] Tomas Sebastián Restrepo. Impresiones y Recuerdos. Ediciones Paulinas. Bogotá. 1922. Pág. 143.
Se estableció una Junta para proveer a los gastos que demandaban la alimentación de los enfermos y el suministro de drogas, ropas y otros artículos. El primer presidente de esta junta fue Don Julio Samper, que era al mismo tiempo síndico. Se intereso muchísimo en restaura el antiguo edificio y acopio madera para empezar los techos. Desgraciadamente enfermo, los médicos le aconsejaron que se fuera para Bogotá y en este lapso de tiempo estalló la revolución del ochenta y cinco que vino a paralizar lo trabajos empezados. Don Julio, entre tanto, fue reemplazado por don Ignacio Gutiérrez Uricochea, quien en durante la época difícil de la guerra, no dejó de proporcionar fondos oportunamente, para la asistencia de los obres enfermos y algo más de cien herido que se curaron en el hospital durante esa guerra[1].
Después de la guerra, en los años de 1886 y 1887 los cargos del síndico y del presidente fueron separados por la junta. El presidente fue don Alejandro Agudelo y el sindico don Tomás Noguera. El primero se dedicó enteramente a edificar el hospital, consagrando a esta obra todo su tiempo, buscando fondos cuando no estaba trabajando personalmente en la construcción.
En el año de 1887, ya las reparaciones del edificio bastante adelantadas, la Reverenda Madre Casilda con las hermanas Sofía, Alejandrina y Candelaria, esta última que vino en 1886 a reemplazar a la hermana que murió, se trasladaron al local que hoy ocupan, junto con las cincuentas alumnas del colegio, en el año de 1887.[2]
El Doctor Rafael Núñez, siendo Presidente de la República hizo pagar al Hospital una renta mensual de trescientos pesos.
[1] J. Eduardo Vernaza. El Hospital San Juan de Dios de Honda. Revista Cultural y Comercial.1936.
[2] Ibid.
Don J. Eduardo Vernaza narra su versión sobre la existencia de estos túneles. “Justamente cuando estábamos en esa escuela vimos una cisterna con gradas hasta abajo, en donde se botaba la basura. Tenía una profundidad de unos quince metros y hacía por lo menos diez y ocho años que servia de basurero y se vino a llenar en el año de 1926 cuando el sindico señor José Lozano G. inició las nuevas construcciones. Nunca se supo a ciencia cierta para qué era aquello. Existe en el hospital un subterráneo que se comunicaba en la época aquella con el convento de la Candelaria de la “Popa”, lugar situado al norte de la ciudad y que algunos creen que se comunicaba también por un túnel en el Guali con el convento de San Francisco, lugar que ocupa hoy la plaza de mercado.
Mi buen amigo don Lucio Guerra M. me decía que una vez el maestro Tafur tuvo que hacer un trabajo en el hospital halló el subterráneo y en el un rollo de papeles completamente deteriorados que dejaron allí. De este subterráneo me han hablado don Alfredo Torres M., exsindico del hospital y don Luís E. Gutiérrez, que vio la perforación que un peón hizo más o menos frente a las puertas del Teatro Unión. Don José Lozano G. también me hablado sobre el particular y agrega que en la nueva construcción de la sala de cirugía, a alguna profundidad se hallo un suelo de ladrillos y paredes con algunas criptas.
Algunos creen que la boca o entrada del subterráneo queda donde está hoy la gruta de la imagen de Lourdes, pero según los datos de personas seria que he podido obtener, la boca o entrada viene a quedar en la parte sur interior, por ahí donde se encuentra la primera pieza de pensionados, hacia el lado oriental. Y es lógico suponer que la entada a dicho subterráneo quedara dentro del convento y no fuera, ya que se trata de una reserva”. Y termina J. Eduardo Vernaza con la siguiente propuesta, la misma que hacemos hoy en día. “Pueda ser que este subterráneo sea motivo de una exploración. Valdría la pena.”[2].
El medico Ramiro Parias Burgos afirma referente al túnel “Por lo leído creo que el señor José Vicente Molano Fernández nunca tuvo la oportunidad de ver algo de ese famosos túnel y en cambio yo si, cuando era muchacho y por enfrente de la casa de mi padre, cercana a la estación del ferrocarril y por lo tanto del antiguo convento de los padres de San Juan de Dios, se construía en ese tiempo el alcantarillado y los obreros cayeron en parte del túnel, llegando luego hasta la boca que estaba por ese entonces tapada y daba al piso de la bodega sur del ferrocarril de La Dorada. Mas ancho que alto, empedrado, con curvas y desniveles táctico-militares, que recuerdan en parte la topografía y recorrido de la vieja calle de Las Trampas”[3].
[1] Eduardo López. Temas Nacionales, 1932, citado por Roberto Velandia. 1989.
[2] J. Eduardo Vernaza. Op. Citada.
[3] Ramiro Parias Burgos. Buzón. Pro-Honda. Año XIX. No 242. Bogotá. Septiembre de 1988. Pág. 13.
Ordenan demolición del edificio
“Que los estudios y diagnostico del Plan de Reordenamiento y Desarrollo urbano de la ciudad, han programado su demolición para adelantar obras de vital importancia y se quiere iniciar esta importante labor para el ornato y embellecimiento de este sector de la población, que la Administración Municipal no debe desaprovechar y está en el deber de patrocinar est inversión por parte del Gobierno Nacional”.
La Creciente del 6 de noviembre de 2010
(Fotografía Tiberio Murcia Godoy. Domingo 7 de noviembre de 2010)
Pasillo interior del Centro Cultural Alfonso Palacio Rudas
(Fotografía Tiberio Muria Godoy. Domingo 7 de noviemre de 2010) Estado en que quedo la Biblioteca y Archivo
(Fotografía Tiberio Murcia Godoy. Domingo 7 de Noviembre de 2010)
Bibliografía
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· Reales Fábricas de Aguardiente de Caña en el Nuevo Reino de Granada. Arquitectura industrial siglo XVIII. Centro Editorial Javeriano CEJA. Colección Biblioteca del Profesional. Javegraf. Bogotá. 2002. Págs. 188 a 196.
GROOT José Manuel. Historia eclesiástica y civil de Nueva Granada. Biblioteca de Autores Colombianos. Ministerio de Educación Nacional. Tomo II. Editorial A.B.C. Bogota. 1.953. Págs. 564, 565, 566,567,
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MURCIA Godoy Tiberio. Honda, hace 386 años. La primer parroquia no se construyó en el Alto del Rosario, sino en el sector del Alto de San Juan de Dios. Periódico El Puente. No 90. Honda. Agosto de 2006. Pág. 7.
PACHECO Juan Manuel. Los Jesuitas en Colombia. Tomo III. Oficina de publicaciones de la Pontifica Universidad Javeriana. Bogotá. 1986. Págs. 360, 362.
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VERNAZA J. Eduardo. El Hospital de San Juan de Dios. Revista Cultural y Comercial de Honda. Talleres H. Parra C. Editor R. Rojas Reyes. Honda. 1936.