Así titula el libro que recientemente la Academia de Historia, con el auspicio de la Secretaría de Cultura del departamento del Tolima, lanzó en Armero-Guayabal, texto obligatorio para la enseñanza de la historia en la educación básica del municipio.
Nueve docentes y una líder comunal dejaron plasmada su obra escrita de esta tierra arrasada por la naturaleza, de la cual se tiene noticia en tres ocasiones, 1795; 1845 y 1985, alertando a las futuras generaciones que allí, en lo que hoy se denomina “Parque de la vida”, hubo en una época más de 25.000 muertos.
Esta obra de 136 páginas, seis capítulos, y una extensa bibliografía, se gestó, “Desde el 2004, a raíz del diplomado de Cátedra Tolima como proyecto pedagógico que busca fortalecer la identidad y pertenencia de las regiones”, aceptándose el reto de crear la monografía de Armero Guayabal.
Este colectivo municipal denominado “Grupo de investigación y fomento cultural Cátedra Tolima” está conformado por los docentes, Irma Lozano Cardozo; Islenia María Sandoval Cárdenas; María Consuelo Pineda Loaiza; Luis Asdrúbal Pérez Bocanegra; Francelina Moreno; Luis Enrique Castellanos Moreno; Carmen Cecilia Pinto Torres; Noel Alberto Lozano Martínez; Miriam Cadena y Carmen Rosa Bedoya, quienes siempre fueron alentados y apoyados por el director del programa Cátedra Tolima, profesor Miguel Antonio Espinosa Rico.
De ahí que María Yolanda Jaramillo Gaviria, expresidenta y miembro activo de la Academia de Historia del Tolima resaltara, “La historia cultural y social reciente, se orienta a la ubicación y reorientación de las prácticas sociales del ser humano, hacia un desarrollo más acorde con la cultura y la sociedad en la cual está inmersa su vida. El reto consiste en poder diseñar y proyectar los programas curriculares de historia local y regional a las comunidades, de esta forma, surgirán mentes abiertas con capacidad de incidir en el desarrollo de la región”.
De Armero se ha escrito poco, de Armero Guayabal sí que cierto, este poblado, como la historia lo indica debía haber sido la cabecera de la naciente población, pero por alguna circunstancia fue traslada a San Lorenzo en el año de 1908, siendo presidente Rafael Reyes. Y en 1930 la Asamblea departamental, rindiendo un homenaje al héroe, mártir y prócer mariquiteño José León Armero, le cambió el nombre de San Lorenzo por el de Armero.
Los autores de la obra resaltan que esta investigación fue realizada, “Con el espíritu intelectual e investigativo”, poniendo “en manos de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, docentes y comunidad en general, este legado histórico y cultural hecho a base de esfuerzo y dedicación con el mayor deseo que se conozca, se estudie, se divulgue, se aprenda sobre nuestra identidad. Además de la gran experiencia sobre prevención de riesgos que permiten apreciar mejor los cambios dinámicos que se experimentan en el planeta a través del tiempo y a través de la historia”, y complementaríamos, para no volver a repetir lo que ya había ocurrido en el pasado.
Con este libro ya no se dará más crédito a la leyenda que Armero había sido arrasada por la maldición del cura que fue asesinado en su plaza principal en la bendita época de la violencia. No, ya hay rigurosidad académica, ya la leyenda no superara la realidad, y los niños y niñas de Armero Guayabal, podrán comprender que Armero fue destruida por un fenómeno natural, y que la naciente Armero Guayabal nació para progresar de la mano de ellos.
Libro lanzado por la Academia de Historia sobre la identidad de Armero-Guayabal.que será texto obligatorio en la educación básica del municipio.